top of page

Chirstopher Robin: un reencuentro inolvidable


Winnie the Pooh conquistó a las generaciones de los años 80 y 90 con su primera adaptación a película animada por Disney. Era muy difícil no sentirse identificado con alguno de los personajes: El ego de Tigger, la gentileza de Pooh, el miedo de Piglet o la tristeza desmesurada de Igor.

Aunque Winnie the Pooh existe en papel desde 1924, se convirtió en un clásico hasta que Disney le dio vida. Pero en todas sus adaptaciones –en forma de serie de televisión o película– se ha hecho referencia a los libros de Alexander Milne.


La película cuenta la historia de Christopher Robin de adulto, con una familia y un trabajo muy absorbente que no le permite pasar tiempo suficiente con su hija y esposa y mucho menos recordar la infancia feliz que vivió a lado de los vivaces animales de peluche.


Las película trata temas delicados y sensibles por los que cualquiera pasa en algún momento. Por un lado, Christopher representa al adulto que prioriza el trabajo ante cualquier otra circunstancia en la vida, a la vez que simboliza el delicado límite entre conservar las virtudes de la infancia y lo que debemos dejar atrás para llegar al escalón inalcanzable de la madurez.




Con una producción impecable; los planos generales en los Bosques de Ashdown –en los que el creador Milne se inspiró para escribir el primer libro de Pooh– sirven de escenario para los sensacionales Bosques de los Cien Acres. Además, el cuidado de los detalles en los peluches para lograr un movimiento natural y una sensación de antigüedad y suciedad después de tantos años lejos de Robin, son muy bien logrados.


Es una película, la cual el público infantil podría quedar muy satisfecho y contento con una historia tan sencilla y lenta que caracteriza a esta nueva entrega del “osito bobito”.


Adaptación de la reseña extraida de www.cinepremiere.com.mx

bottom of page